La energía es un recurso determinante para el desarrollo y crecimiento de una sociedad, es un elemento fundamental para la calidad de vida y la generación de condiciones para la competitividad. Temas tan disimiles como el aumento de la capacidad de producción de alimentos, la generación de empleo y el impulso a nuevos segmentos productivos, el fortalecimiento de la agenda en seguridad o la disminución del impacto de fenómenos como el cambio climático, terminan por converger en este punto, haciendo más que evidente que el acceso a energía para todos es esencial.
Este concepto está profundamente ligado al 7mo Objetivo de Desarrollo Sostenible, ENERGÍA ASEQUIBLE Y NO CONTAMINANTE el cual tiene como propósito: Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos[1]. Entre sus metas encontramos:
- “De aquí a 2030, garantizar el acceso a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
- De aquí a 2030, aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de las fuentes energéticas.
- De aquí a 2030, duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
- De aquí a 2030, aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.
- De aquí a 2030, ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral, en consonancia con sus respectivos programas de apoyo”[2].
Para entender la importancia de la energía a nivel global debemos examinar el contexto general de los ODS, los cuales pueden calificarse como el consenso mundial para la superación de los principales desafíos que enfrontamos como especie. Si examinamos el conjunto de los 17 objetivos, nos encontramos con que solo 6 temáticas preceden al tema energético[3] por su importancia en la agenda de desarrollo del mundo, así:
- Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
- Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
- Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades.
- Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
- Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
- Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
Al entender la relevancia de las temáticas que preceden a la energía podemos entender el roll determinante que esta juega en el contexto mundial. Ahora bien, teniendo en consideración las metas planteadas dentro del marco del 7mo ODS, el nivel de exigencia que en este momento nos planteamos desde la comunidad internacional, nos obliga a reflexionar no solo acerca de la cantidad de energía que consumimos, sino también de las fuentes que para esos efectos usamos, haciendo prioritario el impulso a la investigación relacionada con energías limpias y renovables que apunten a impulsar el principio de sostenibilidad ambiental.
[1] Organización de las Naciones Unidas – ONU, Comisión Económica Para América Latina – CEPAL, Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible Una Oportunidad para América Latina y el Caribe (2018), p 27-28.
[2] Ibidem.
[3] Ibidem.